La respiración profunda Si eres como la mayoría de las personas, respiras superficialmente y desperdicias la capacidad de la parte baja de los pulmones, que es la
más amplia.
Es momento de aprender sobre la respiración.
He aquí la explicación fisiológica: las respiraciones largas, lentas y profundas son más eficientes que las cortas y rápidas.
Para disfrutar de una buena respiración, primero los pulmones deben estar vacíos. Por lo tanto, la clave para una respiración eficiente estriba en exhalar completamente. Una exhalación completa termina con el endurecimiento de los músculos abdominales; al relajar estos músculos el aire ingresará a la parte baja de los pulmones, luego a la parte media, y finalmente llenará la parte alta pulmonar.
Así, cada respiración se convierte en una bocanada de aire altamente oxigenado. Aclara la mente y tranquiliza, otorga dominio y serenidad.
En definitiva, el yoga ha probado su eficiencia para controlar la hipertensión a través del control de la respiración.
Si bien la práctica de Yoga beneficia al organismo en general, le ofrece a los hipertensos una variedad de ejercitación, donde abundan las posturas de estiramientos, acompañadas por la respiración, que convierte a esta disciplina en perfecta terapia complementaria alternativa a la medicación.
Las asanas, posturas estáticas, otorgan el tiempo necesario para realizar las respiraciones consientes.
La relajación, al final de la actividad, termina de tranquilizar los pensamientos, y es donde avanzan los cambios de actitud interna ante la vida, punto de partida de la sanación.
Es bueno realizar la actividad supervisado por un profesional, porque hay movimientos que no son recomendables para presión arterial alta.
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